La marca de la mariposa, por S.R.
La noche estaba siendo perfecta. Alberto me había llevado a cenar a La piccola Trattoria, muy cerquita de la playa. Él sabía que me encantaba la pasta. También sabía que...
Un suspiro le despertó y recordó la noche anterior, los juegos de palabras, las sonrisas cómplices cargadas de deseo contenido, aquella mirada precursora de la pasión que vendría, rodeada de una calma que no era tal.
Muchos fueron los segundos de espera, las horas de chat a deshoras, el juego de conocer otra vida, el libro de dos vidas que se entrelazan hasta fundirse en la primera de muchas noches.
Un suspiro le despertó y un beso le cubrió de sonrisas el corazón.
Una noche de pasión. Una mañana de ilusión.