Sintiendo Mariposas, por E.S.R.

Viernes, una apacible tarde de otoño, fin de la semana laboral y sin ningún plan previsto. Fresca parece la tarde, así que me dispongo a disfrutar de un rato de música y lectura en el sofá. Pasan los minutos y eso minutos se han convertido en un par de horas, del atardecer hemos pasado a un anochecer.

Una melodía suena, mis mariposas despiertan, identifican esa canción, eres tú, sé que no es una llamada sino un mensaje, las mariposas revoletean y se alteran, la sorpresa es tan grata, como inesperada e inquietante. Dejo el libro y leo tu mensaje.

“¡Hola! ¿Qué tal vas? ¿Dónde andas?”.

Sorprendida, pienso sobre dónde tu ajetreado círculo de amistades y tu agenda te habrán llevado hoy, qué fiesta tendrás o qué viaje te habrá surgido.

Pero dejo a un lado mi mente que no para de pensar atropelladamente por tal situación  y te respondo “¡Hola! Qué grata sorpresa recibir un mensaje tuyo. Pues aquí disfrutando de una relajada tarde de música y lectura en el sofá de casa, fuera hace fresco y con la mantita se está ideal”.  Entonces me paro un segundo, no pienso solo reacciono y te pregunto “Y tú ¿qué tal estas? ¿Dónde andas?”.

Tu respuesta es corta, clara, concreta y concisa: “En la puerta de tu casa”.

Las mariposas del estómago se agolpan nerviosas y revolotean alteradas, ellas son las que consiguen que me levante y me encamine a la puerta.

Una doble sensación invade mi pensamiento. ¿Será cierto? ¿Abriré y no estará? Dudo por un instante si abrir, pues no quiero una nueva desilusión… aunque el  deseo de verte es mayor y tan grande que no lo dudo y abro la puerta. Es cierto, ahí estas, eres tú, delante de mí viendo mi cara de sorpresa y esperando mi reacción.

Me ves plantada delante de la puerta con la boca abierta, reaccionas y decides entrar, de un solo paso y en un único movimiento, me rodeas con tus brazos, mientras mis piernas no paran de temblar me estrechas cariñosamente y cierras mis labios con un beso que me trasmite y dice “te quiero, te he echado muchísimo de menos, no volveré a irme ni a dejarte sola».  Mis mariposas están en la garganta, todas agolpadas y, es tan fuerte su deseo de salir que me separan de tu boca, salen todas juntas, imparables y te susurran IDEM. Unas letras que quizás poco dicen pero que para quien lo oye significan y dicen demasiado.

De nuevo algo suena, me doy cuenta y otra vez estaba soñándote. Las mariposas esta vez suspiran esperando que algún día puedan convertirse en una realidad y consigan volar del estómago como ya pasó una vez.

Sintiendo mariposas significa despertar de un sueño tan maravilloso teniendo la esperanza de que algún día sea haga realidad, y que al oír nuestra canción las mariposas de mi estómago puedan revolotear porque algo bueno va a pasar y no  dejen de repetir nunca más IDEM.

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