Sintiendo Mariposas, por E.S.R.
Viernes, una apacible tarde de otoño, fin de la semana laboral y sin ningún plan previsto. Fresca parece la tarde, así que me dispongo a disfrutar de un rato de...
Se levantaba cada mañana para verle.
Miraba con un suspiro, detrás de una cortina, para que él no pudiera ver su cara.
Contaba los minutos esperando a verle pasar, como cuando eran novios.
Recordaba todos los momentos de amor que vivieron juntos y sentía esa sensación que te conmueve, esa chispa interior que llaman amor, ese impulso magnético que nos atrae.
Sentía mariposas, treinta años después de haberse muerto.
Y es que el amor, como todo lo que se siente dentro, no tiene tiempo.